martes, 7 de diciembre de 2010

Sin novedad en el frente en las arenas políticas de América latina

Dilma Rouseff, primera presidenta electa del Brasil.
Mauro Villafuerte Valdez

El actual escenario político de América Latina confirma en buena cuenta la vigencia de una tradición política que se atreve a desmentir con los hechos aquello que tanto han neoliberal y su aplicabilidad “infalible” en América Latina, que en esta parte del hemisferio, las tendencias sociales de mercado resultan ser compatibles con las lógicas de desarrollo de los países latinoamericanos .

La pérdida de la resonancia política de Hugo Chávez en la contienda ideológica por la lucha del llamado "sueño bolivariano", va cayendo en el descrédito y el desamparo de la comunidad internacional, hecho de por sí paradójico, al constatar la solidez del apoyo popular a la gestión de Hugo Chávez, pese a la elevada inflación en ciernes, amortizada por la exportación del petróleo como producto divisa, cuyo principal comprador resulta ser nadie menos que Estados Unidos, motivo de innumerables y fallidas cruzadas de Hugo Chávez, en lo que él considera como el autentico bastión del imperialismo. No cabe duda del odio al amor hay un solo paso.

Aunque en la actualidad el régimen chavista ha perdido en forma relativa el control total del parlamento venezolano, tras los comicios de septiembre donde la oposición pese a estar fragmentada, consiguió la elección de 64 diputados, porcentaje necesario para sopesar el equilibrio de fuerzas, aunque el régimen chavista cuente aún con la mayoría, al tener 95 diputados electos, la nueva estructuración parlamentaria  podría obstaculizar las prerrogativas legislativas del Partido Socialista Unidad de Venezuela .

En forma análoga, la gestión de Evo Morales cuenta con el apoyo de los sectores amplios del país del altiplano, no obstante la facciones más conservadoras de la oposición van cerrando cada vez filas, por considerar a Evo Morales como un presidente contrario a los intereses nacionales y de sumir la conducción del país a la total bancarrota y aislándola de la inserción en la economía internacional., hecho que contrasta con el elevado nivel de aceptación de la actual gestión de Morales, quien ha llevado a cabo reformas puntuales para elevar la calidad de vida en las zonas más deprimidas de Bolivia .

La reciente elección de Dilma Rousseff como presidenta del Brasil, confirma el fortalecimiento de la izquierda moderna al cual pertenece el Partido de Trabajadores fundado por el ex presidente Luis Ignacio Da Silva. Aunque Rousseff no cuente con la locuacidad y el carisma de “Lula”, es un hecho evidente que el éxito de su campaña, desvirtúa el mito que todos los gobiernos de izquierda se tornan dogmáticos y de espaldas a la lógica internacional del mercado. Prueba congruente del eficiente trabajo de la administración Lula con un agresivo plan de ejecución de obras públicas de gran envergadura, la sostenibilidad del mercado y la promoción de la industria local brasileña; factores que en buena suma se tradujeron con un amplio y avasallante 56,05% del total de votos en las elecciones presidenciales recientes.

En la zona austral del continente la gestión de Cristina Fernández de Kirchner afronta una crisis, acompañado de una serie de reformas sociales, que contrastan con una serie de marañas de escándalos en las altas esferas de la Casa Rosada, por presuntos cargos de enriquecimiento ilícito que habrían engrosado en forma astronómica el patrimonio de la familia presidencial, hecho que fue atenuado en cierto grado por el reciente deceso de Néstor Kirchner. Aunque los acosos a la libertad de expresión con la manifiesta hostilización a medios importante como el diario El Clarín por el actual gobierno argentino desvirtúan la legitimidad de la democracia en las tierras del libertador San Martín.

En el Perú en las postrimerías del segundo mandato del presidente Alan García Pérez, el tablero político peruano se va reestructurando sobre la base de alianzas políticas estratégicas como el caso de la designación de la ex ministra del Ministerio de Economía y Finanzas Mercedes Aráoz, como candidata presidencial del APRA, hecho que causó revuelo intestino en las facciones regionales del partido más tradicional del Perú, con respuestas virulentas por parte de sus voceros oficiales, hecho que explica el cansancio, la falta de concertación y la arbitrariedad en la conducción de los destinos del partido fundado por Victor Raúl Haya de La Torre.

Las falanges políticas del humalismo, Perú Posible, Solidaridad Nacional, y la posible confirmación de la candidatura del ex ministro de Economía y Finanzas Pedro Pablo Kuczynski son el balance sintomático de la coyuntura política peruana con miras a las próximas elecciones presidenciales.

Cine hecho en el Perú

Algunas de las películas más representativas del cine nacional.

María Ramírez Vitella

El séptimo arte es quizás una de las manifestaciones más representativas de todos los tiempos. Desde que Hollywood lanzara sus primeras películas que cautivarían a millones de espectadores alrededor del mundo, lo cierto es que cada país ha ido creando su propio cine, su propia manera de reflejar diversas situaciones plasmadas en la pantalla grande.

En el caso del cine peruano, los productores y directores no se hicieron esperar. Si bien es cierto que durante las décadas del 30 y 40 si produjeron varias películas peruanas en blanco y negro, como Palomillas del Rímac y El gallo de mi galpón, fue en 1950 que se produjo la primera película en tecnicolor denominada Kukulí, y hablada nada menos que en quechua. La dirección fue colectiva: César Villanueva, Julio Nishiyama, Manuel Chambi y Luis Figueroa Yábar, quien luego realizara Los perros hambrientos (de Ciro Alegría) y Yawar Fiesta (de Arguedas).

Para los años 60, se da una ley que liberaba de impuestos a toda exhibición de largometrajes producidos en el Perú por empresas peruanas, mas no daba alternativas de financiación, ni otorgaba otras facilidades para que empresarios jóvenes se iniciaran en la actividad cinematográfica.

Durante el gobierno militar del general (EP) Juan Velasco Alvarado, en 1972, se promulga la Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica, que promovía la exhibición obligatoria (determinada por la Comisión de Promoción Cinematográfica) y la retribución porcentual. Esto significó el despegue de la producción nacional, especialmente de cortometrajes.

En estos años, el cine peruano va logrando elevar su calidad técnica y artística, destacando especialmente el cineasta Armando Robles Godoy, quien introdujo aportes del nuevo cine europeo en sus películas, de las que destacan En la selva no hay estrellas (1967), La muralla verde (1970), Espejismo (1972) y Sonata soledad (2008).

Pero nuestro público es exigente y notó inmediatamente que los cortos realizados eran de baja calidad y predominaba la inexperiencia y la improvisación. Ya en los años ’80, con la crisis económica y los desastres
provocados por el terrorismo, se empezó a distinguir una característica más populista y de retrato de la realidad social en la mayoría de las producciones.

Un joven cineasta como Francisco José Lombardi adaptó en los años '80 La ciudad y los perros, novela escrita por Mario Vargas Llosa en 1962; Armando Robles Godoy, quien hace algunos meses partió hacia mejor vida, no se quedó atrás con Ganarás el pan (1965).

En 1980, películas como Muerte de un magnate (opera prima de Lombardi), basada en la trágica muerte que encontrara el otrora empresario pesquero Luis Banchero Rossi, iban catalogándo a un público que se sumergía en realidades de aquel tiempo. Es también el caso del grupo Chaski, quienes se dedicaron a la difusión cinematográfica nacional e internacional en barrios alejados o marginales de Lima y el inetrior del país.

Algunas películas del grupo Chaski que impactaron socialmente en los atormentados e innovadores años ’80 fueron: Gregorio (1884) y Juliana (1989), dos joyas del cine peruano ganadoras de numerosos premios en festivales alrededor del mundo y que han sido vendidas a más de 20 países.

Luego, en años posteriores, Lombardi siguió con produccciones que contaban con la participación de reconocidos actores y actrices del medio. Caídos del cielo, Pantaleón y las visitadoras (basada en la novela del mismo nombre, de Mario Vargas Llosa), La boca del lobo y Tinta roja (novela escrita por el chileno Alberto Fuguet y llevada al cine por Lombardi), que narra las peripecias de un novato periodista que llega a trabajar a un diario sensacionalista, son muestra de un talento propio, donde el guión y la interpretación de los personajes era lo preponderante a la hora de proyectarlas hacia los espectadores.

Directores existen cada vez más pero en la actualidad se ha venido cuestionando de manera árdua la temática de las películas, pues en muchas ocasiones se tiende a repetir temáticas sociales como se ha visto en
producciones anteriores o simplemente se hace alusión a libretos superficiales con escenas cargadas de sexo y sosas actuaciones a excepción de Paloma de papel y Días de Santiago.

En el presente, el cine en el Perú se perfila de manera un poco más optimista a comparación de fines de los ochentas y comienzos de los noventas. La difícil economía de la década de los ochentas afectó gravemente el desarrollo de la cinematografía nacional. Los productores tuvieron más dificultades que nunca para la recuperación de la inversión, debido a la incontrolable inflación que disminuía sus ingresos y aumentaba los intereses de los préstamos bancarios.

Pero después de todo, se puede hablar de un nuevo período de desarrollo de cine peruano que ha hecho un avance muy grande por las películas La Teta asustada dirigida por Claudia Llosa, nominada a los premios Oscar en la categoría mejor película extranjera, la película Octubre, ganadora del premio Cannes, Vigilia (dirigida por Augusto Tamayo) y ni qué decir de Paraíso

Nuestras producciones son cada vez más sustanciales y enfocan el tema a desarrollar hacia otros niveles que van más allá de la tendencia social a la que se había acostumbrado al espectador peruano en épocas pasadas.

Ministerio de Cultura: en el vacío

La creación del Ministerio de Cultura es un hecho que ha despertado diversas opiniones, unas en contra y otras a favor.

Nadia Chávez Carhuancho

El espíritu que recoge el Ministerio de Cultura parece no hacerle mucho espacio a la cultura viva de nuestro país ni hacerle muchas expectativas a los verdaderos cultores y promotores de las actividades artísticas. Quizá para unos el arte sea su negocio; para otros, sea una estupenda forma de dar su talento por amor al arte.

Es evidente que la “cultura” en nuestro país es una riqueza asombrosa. Tiene muchos rostros. Conocerlos, relevarlos y difundirlos es una función primordial que el estado cumple poco o nunca. Por eso considero que hablar del Ministerio de Cultura antes de abordar esta realidad y encararla con decisión y apertura es un sinsentido. ¿Ministerio de cuál cultura? ¿Qué? ¿Para quiénes?. 

Sin embargo, la criatura está nacida y sólo quedan las propuestas y ya no las pataletas.

El Perú y su gran diversidad cultural

Hay muchísimo que hacer (como dijo Vallejo) y tan sólo una luz de esperanza, como es un claro ejemplo; s el programa “Presencia Cultural”, el cual es un espacio que nos da alguito del gran back ground que tenemos en muchas variedades. ¿Por qué no se invierte en la cultura del mismo modo que se hace con el “deporte”?. Sobre todo porque las manifestaciones culturales son siempre gratuitas para el público, lo cual se hace para que haya una asistencia masiva.

Cuando se comprueba que no existe un claro criterio respecto al Ministerio de Cultura, habría que comprender que los rangos de aceptación o rechazo parecerían reflejar cierto desconocimiento que podría asociarse a la poca difusión que viene teniendo el tema y al hecho de que no ha ingresado aún al colectivo ciudadano.

Además de ser un ministerio indigente: no cuenta con su propia partida presupuestal. Apenas si le han asignado lo correspondiente a uno de los vice ministerios, dándole lo que correspondiera al fenecido Instituto Nacional de Cultura (INC).

Creo que los medios también tienen responsabilidad en esto. La presencia de las artes en sus páginas o programas siempre es mínima y recargada de un aura “solemne o extranjerizante” que convierte a las manifestaciones artísticas en algo prohibitivamente elitista. Y de alguna manera, la educación artística que se imparte en los colegios, con notables excepciones, apunta a una noción de “cultura” impositiva y distante.

La labor está en romper estas barreras, en replantearse seriamente postulados que nos vienen de demasiado lejos, en el tiempo y en el espacio. En asumir que los factores que impiden que el Perú sea realmente una nación son los mismos que tiñen nuestra noción de cultura.

Por ello, es necesario que los, pintores, escultores, actores, escritores, poetas músicos y danzarines, formen parte de una plana de recursos humanos capaces de llevar adelante los diversos proyectos que se propongan para la promoción de las artes, ya que son precisamente ellos los encargados de llevar el mensaje de creatividad y elevación espiritual que nuestro pueblo tanto necesita.

Por lo cual, debemos trabajar por la dignificación de la labor del artista, quien deberá ser capaz de ofrecer sus productos a un público que debe ser persuadido poco a poco que el saber es hermoso, que es una de las formas de alcanzar la dicha y la realización personal; que el arte y la cultura nos hacen mejores personas y mejores ciudadanos y nos ofrecen posibilidades de crecimiento como país, como sociedad, que sería criminal ignorar nuestra propia y variada riqueza como país civilizado de antigua tradición histórica.

El Perú cuenta con una gran riqueza, diversidad y potencial creador, no olvidemos que la cultura es importante en la construcción de dignidad social y sentido de pertenencia, además de resaltarlo como gran eje potenciador de nuestra identidad y de desarrollo nacional. Sin embargo se debe tener cuidado de que este ente que regirá los destinos de la cultura en nuestro país, no se convierta en un aparato político y burocrático.

Elecciones Regionales y Municipales 2010: Un final inesperado


En forma categórica, los resultados de las Elecciones Regionales y Municipales 2010 resaltan la preeminencia en las fuerzas políticas regionales y locales.


Miguel Silva Vásquez 

Con los resultados de las recientes Elecciones Regionales y Municipales, una amplia y cómoda diferencia de porcentaje de votos, se brinda un escenario donde los partidos políticos tradicionales parecen haber perdido terreno.

Tal coyuntura se explica por los conflictos sociales acaecidos durante la presente gestión del gobierno Aprista caracterizado por la presencia de situaciones tensas en las mesas de diálogo, que en cierta forma se agudizó por la ausencia de un dialogo directo y transparente entre el régimen y los comités de base y regiones en forma previa a la ejecución de decisiones políticas que generaron controversia, tanto en la zona de la amazonia peruana (Bagua), en la provincia de La Convención, Cuzco, por el diferendo de la exportación del gas de Camisea, entre otros casos que agudizaron en su momento el clima de gobernabilidad del país.

La nueva configuración política a nivel regional en el país trae en forma inevitable el replanteamiento por consideración de nuevos focos de poder político, que durante mucho tiempo se vieron postergados y marginados por la sombra del centralismo imperante y la hegemonía de los partidos políticos tradicionales limeños, los cuales paulatinamente perdieron crédito y respaldo.

El actual panorama da en forma directa poder a las fuerzas prácticas independientes a nivel nacional, en el sentido de que los gobiernos regionales demandan mayor autonomía y respaldo del Estado con proyectos que apunten en forma real y concreta a un verdadero desarrollo local, sin mediadores.

Precauciones con miras al 2011

Más allá de las Elecciones Municipales y Regionales, la Asociación Civil Transparencia recomendó a los organismos electorales prever mecanismos menos engorrosos para el llenado de actas electorales y mejorar la capacitación de los funcionarios electorales y miembros de mesa, con miras a las elecciones generales del 2011.

Se considera que estos dos aspectos han sido los principales causantes de la inusual cantidad de actas observadas en los comicios pasados. Por esta razón, también recomiendan utilizar de manera intensiva el comité de coordinación electoral, como espacio en el que se dé a los organismos electorales peruanos la posibilidad de hallar soluciones conjuntas a las contingencias que puedan presentarse más adelante. Y ahora solo usted tiene la última palabra y decisión para elegir al próximo gobernante de nuestro país. 

En toda elección, ya sea municipal o presidencial, hay actas impugnadas. Lo curioso en este específico caso es la cantidad tan elevada de ellas. En las elecciones presidenciales del 2006 hubieron tan solo 7 mil 500 actas impugnadas pero a nivel nacional. Solo en Lima este número casi se cuadriplicó.

Una última atingencia: algunas actitudes gubernamentales parecieran estar tocando las puertas de los cuarteles, algo tan peligroso como lo sucedido en Honduras, donde Lobo fuera elegido presidente de la república contra la oposición de casi toda América Latina con la asistencia de apenas 30% del electorado hondureño, de los acules apenas la mitad votaron por el candidato “vencedor”. Por supuesto que Hilary Clinton fue la primera en reconocer al usurpador respaldado por los gorilas de siempre.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Oswaldo Reynoso tal cual

María Ramírez Vitella


Son las 3 de la tarde de un soleado sábado. Vestido con una camisa celeste, aparece Oswaldo Reynoso, escritor peruano considerado uno de los novelistas más importantes del país. El autor de En Octubre no hay milagros me abrió las puertas de su departamento ubicado en Jesús María y nos dimos un abrazo de presentación. Luego entramos a la sala, donde se pueden apreciar docenas de libros colocados sobre una mesa. Muchos cuadros distraen mi atención. “Usted es arequipeño como mi padre”, le digo, y con una amplia
sonrisa asiente.

Vive solo y me comenta que el día anterior fue al médico. Me pregunta sobre mis estudios y le digo que estoy en el último año de periodismo. Conversamos un poco antes de dar pase a la entrevista. Nos sentamos alrededor de una mesa de mantel rojo y empezamos.

"¿Qué es la literatura para usted?", le digo. Piensa un poco y responde que es el mayor placer que ha encontrado en su vida. Don Oswaldo agrega que escribe para sí mismo lo que desearía leer y también lo hace para aquellos que quieran leer sus libros con agrado.

Le pregunto si las experiencias personales influyen a la hora de escribir un libro. Con una expresión seria, me responde que en toda creación literaria hay dos fuentes: la experiencia vital o personal y la cultural. Con estos dos elementos el escritor puede crear ya sea poesía, cuento o novela.

Algunas de las obras de Oswaldo Reynoso son leídas en colegios y universidades. Al consultarle sobre su impresión al respecto, me responde que es uno de los homenajes de mayor cariño que le pueden hacer como escritor, pero sin embargo muchos años atrás no todo fue color de rosa. 

Cuando se publicó su conocida obra En Octubre no hay milagros, ésta no fue bien recibida del todo por el público lector, ya que el lenguaje coloquial utilizado era un tanto fuerte y grotesco para ese tiempo. "¿Cómo sobrellevó esa situación?", le pregunté. Reynoso, muy seguro de sí, y con los ojos muy abiertos, me cuenta que algunos puristas de la lengua dijeron que él escribía en jerga del hampa y se lo creyó hasta hace algunos años. Sin embargo, se dio cuenta después que nunca sacó esos términos del hampa porque nunca tuvo contacto con ésta, sino con los jóvenes de los barrios de Lima. Me explica que actualmente hay una revaloración de éstos términos y después de 40 años, más de 70 ya están incorporados en el diccionario de la Real Academia de la Lengua.

Cuando indagué si encuentra diferencias entre los escritores de la generación del 50 y los actuales que buscan un reconocimiento en el público, rápidamente cambia de gesto y me dice que no cree en generaciones, sino que cada escritor tiene su propio mundo y su propia expresión. No le gusta comparar y me afirma que no es crítico de literatura; sin embargo le apasiona leer. Sus lecturas son deacuerdo a las necesidades afectivas y estéticas que se le presentan durante el día. “No hay buenos ni malos escritores, algunos sólo satisfacen su necesidad de tener un momento de contacto con la belleza y con la realidad.”

El teléfono timbra una vez y nos corta la ilación. Inmediatamente volvemos a lo nuestro y le pregunto de qué depende el éxito de un escritor. Oswaldo Reynoso mira al mantel rojo, levanta la mirada y me responde que no lo sabe, que primero habría que definir que es el éxito. Me comenta que una vez leyó una frase que decía que todo éxito es un fracaso. Simplemente no lo sabía.

Después le interrogué si cree que existe superficialidad en la literatura peruana y me responde que no, “en la literatura hay de todo y cuando se habla de la literatura de un país no se encuentran matices puros sino de todo un poco”.

El tiempo pasa y opto por pedirle una opinión acerca del reciente Premio Nobel otorgado a Mario Vargas Llosa. Se dibuja una leve sonrisa en su rostro y me responde: “Me parece que es un premio que se ha dado a un novelista que ha logrado hermosas y amplias estructuras en la novela”.

Y para terminar con el “señor Reynoso”, como lo traté desde el principio de éste diálogo, le solicité un mensaje para todos los jóvenes que lo ven como ejemplo a seguir y que deciden optar por hacer literatura en estos tiempos. Me mira y levanta su mano como quien va a empezar a contar. “Hay tres cosas a tener en cuenta si se quiere ser escritor: la primera es ver a qué taller de narrativa se va a asistir, hay talleres que dan recetas de cocina y la literatura no es eso; segundo, leer, leer y leer y, por último, escribir y seguir escribiéndo. De esa manera se
hace un buen escritor”.

Nos despedimos con un fuerte abrazo, agradeciéndole por el tiempo concedido y, con sonrisas dibujadas en el rostro, le sugerí tomar unas fotos para dar fe de mi primera entrevista a un escritor peruano reconocido, cuyas obras siguen vigentes a pesar del tiempo. Apago mi cámara, tomo mi cartera; el “señor Reynoso” me abre la puerta y emprendo mi rumbo hacia el paradero.

Sinapsis con Cronwell Jara

Nancy Portugal Prado
Cronwell Jara, escritor desde los 12 años.

Viernes al mediodía. Los salones del Centro Cultural Federico Villarreal se ven vacíos en comparación con sus habituales pasillos repletos de estudiantes que asisten a sus clases con diferentes tipos de indumentaria, según la actividad que practiquen; o instrumentos musicales.

Me encontraba en el tercer piso, en la puerta del aula nueve, de escultura, para ser precisa. Fue entonces cuando reconocí un rostro que, hasta ese momento, sólo había visto en fotografías.
Cronwell Jara tiene una personalidad imponente que se refleja en sus imágenes.

A simple vista, Cronwell Jara luce como un literato. Una camisa, una casaca, mocasines y una boina que acompaña toda su vestimenta. Me saludó cordialmente, abrió la puerta del aula y como una saeta avanzó hasta el escritorio ¿Te ofrezco café?, me dijo.

Mientras la cafetera cumplía su función y aromatizaba el aula, me pude percatar de la interesante decoración del establecimiento. Las paredes, cubiertas con máscaras de colores y las esculturas sobre la mesa resultaban pintorescas en comparación con las decenas de baldes de pintura que se hallaban debajo de la mesa en un completo desorden. Cosas de artistas, pensé.

Cronwell Jara empezó su carrera de literato a los 12 años de edad, cuando se dio cuenta de que el hobbie de escribir cuentos se había transformado en una necesidad vital. Hijo de un padre militar, hijo de alemanes; y una madre de origen campesino, Jara creció entre relatos y fantasías que no hicieron más que desarrollar la vivaz imaginación que hoy lo consagra como uno de los más representativos cuentistas contemporáneos.

Jara se ha hecho merecedor de los premios José María Arguedas, en 1980, y COPÉ, en 1985. Su secreto: para él el cuento sintetiza una novela. Pero no sólo eso, también es poetizable. “Un cuento que no puede ser transformado en poesía, no es buen cuento”, afirma.

El café ya estaba listo y la conversación era muy amena. Es difícil no llevarse bien con un personaje tan predispuesto a dejar que desentrañen una vez más su pasado. Digo “una vez más”, porque recibir periodistas no es algo extraño en su vida. Endulzó su taza con sendas cucharadas de azúcar y continuó resolviendo mis dudas.

La inspiración, ese cosquilleo que se parece a las corazonadas y del cual brotan las obras que envician al lector, que lo cautivan de inicio a fin, es fundamental en la vida del literato. Lo que inspira a Jara es el misterio de la vida. Para él la naturaleza, sus vivencias y cada despertar constituyen una fuente de poder creador.

Afirma que cuando escribe es el más feliz de la tierra. Su rutina creativa podría ser considerada por muchos algo excéntrica. Se prepara mentalmente por semanas y cuando llega el día de inicio, se asea hasta quedar muy prolijo. Busca un lugar tranquilo, no permite que los disturbios lo interrumpan, coloca un cd con la música de García Zarate en el reproductor y tiene listos una café y frutas aromáticas.

Posteriormente fluyen las ideas. Sin embargo, cuánto tiempo ronda una idea por su mente antes de ser plasmada: una vida, respondió mirándome como si no le hubiese atinado a la respuesta más lógica del mundo.

Entre los cuentos de este personaje, que no se considera a sí mismo bohemio, se encuentran Las huellas del puma, donde nos da una visión de la sierra del norte, El hombre que llegó a morir, donde muestra afirma que los delincuentes son resultado de las injusticias y Hueso duro, entre otros.

Este autor que admira a Quiroga, Arguedas, Ribeyro y Albújar, está de acuerdo con el Premio Nobel que se le otorgará a Vargas Llosa. Y que si bien no se siente atraído hacia sus novelas, piensa que en sus ensayos expone su prodigioso nivel intelectual.

Así es Cronwell Jara, tan sencillo como para ofrecerte café sin conocerte y tan picante como para decir que no le gusta el estilo narrativo del Nobel peruano. Lo que más disfruta es comprar libros de poesía y aún está en busca de su compañera ideal, su “media naranja”. Finalizó su taza de café con un consejo para mí: la vida es breve y hay que sacarle el néctar a nuestras experiencias.

El país de Alicia

Érika Rado Camacho


La cita era a las once de la mañana. Gran sacrificio para alguien que como yo, los días domingos no se levanta hasta después de las 10. La travesía comenzó desde el momento en que me dio su dirección. Buscar la dirección en los planos de la ciudad y trazar una ruta.

El país de Alicia se ubica a muchos kilómetros desde donde me encuentro y la alfombra mágica de Aladino se encuentra en el taller de compostura. Solución práctica, viajar en bus y luego posiblemente tendría que caminar algunas cuadras más.

Al ingresar al bus pregunte al Sombrerero Loco, que en esta ocasión cubría las veces de cobrador, si el vehículo me dejaba cerca de los límites del país de Alicia, le conté acerca de la entrevista que habíamos acordado. Él me contesto que podía bajar en cierto paradero, pero que luego tome una couster.

Finalmente, luego de preguntar a cuanto transeúnte pasaba, llegué hasta el país de Alicia. Como era de esperarse, Alicia vivía en un lugar rodeado de flores, mejor dicho en el edificio orquídeas, en uno de los últimos pisos. 

En esta ocasión no hablamos de la pequeña e ingenua Alicia que por error entra en el país de las maravillas. Esta Alicia es una mujer que creció en la década de los 50 en Lima. Que vivió en carne propia la injusticia de negarles el voto a las mujeres, y la época en que el terrorismo azotaba el país. Esta impecable mujer es Alicia Saco

Su vivienda es pequeña, sin embargo resaltaba un clima acogedor y en los ambientes hacían su aparición las fotografías de algunas de sus interpretaciones teatrales, pero eran muchas más los retratos con escenas en familia, viajes, y por supuesto sus hijos.

Alicia vive en otro mundo, en el mundo del arte. Como ella misma comenta tuvo la suerte de estudiar dos carreras en paralelo, arte escénico y literatura. Es por eso que su vida de divide entre estas dos grandes pasiones. 

Los telones del teatro la atraparon en su envolvente magia y la llevaron, desde hace más de 50 años, a subirse al escenario y no abandonarlo más.

Enseña su pasión por las artes a todo aquel que quiera aprender. Su faceta como docente en la Universidad Católica le ha traído innumerables satisfacciones y la oportunidad de trabajar con los grandes del teatro como Martha Figueroa y Alberto Isola.

Alicia ha volcado en la Literatura sus fantasías y experiencias. Alicia escribía en sus tiempos libres, muy pocos debido a lo absorbente del teatro, y gustaba de mostrar sus escritos a sus amigos, ante la insistencia de estos decide publicar en 1993 su primer libro de relatos Pobre Ramona.

Ahora Alicia vive en La ciudad enrejada, su primera novela. Pero aquí la protagonista se llama Clemencia, la novela transcurre bajo la vida y visión de una mujer de clase media que afronta los cambios físicos y costumbristas que enfrenta la ciudad.

Su niñez, al igual que la de la autora, transcurre en los años `50s. La novela lleva el subtitulo de “Biografía apócrifa” de acuerdo a Alicia porque la novela se cuenta como si fuera la biografía de la protagonista Clemencia y posteriormente sus hijos y nietos.

La historia cuestiona las dificultades que sufrían las mujeres de aquella época para insertarse en la vida social y laboral, y su lucha por ubicarse en el mundo.

Los años han dejado surcos en el rostro de Alicia Saco, pero son esos mismos surcos, producto de la experiencia, los que suavizan sus facciones y le otorgan la grandeza que los grandes artistas llevan en la sangre.